Avengers: Infinity War: muchos Avengers y pocas nueces

En el Internet Movie Database puede observarse la distancia que hay entre las apreciaciones de los espectadores y la crítica con respecto a Avengers: Infinity War (2018). Para el público, en su mayoría jóvenes y fans de la franquicia, la cinta merece 9.0/10. Metacritic, que congrega las evaluaciones de diversos medios de comunicación, arroja 68/100. Digámoslo de entrada porque es más o menos evidente: no se trata de una gran película, pero sí de una obra para la que el culto ya estaba garantizado. Es un fenómeno, al cual habrá que acercarse más en términos cuantitativos que cualitativos. Si bien es cierto que, como decía François Truffaut, la crítica no tiene mayor influencia cuando se trata de “monstruos” de esta naturaleza –que costó la friolera de mil millones de dólares– aquí vamos…

Avengers: Infinity War es la más reciente entrega de los hermanos Anthony y Joe Russo, responsables de Capitán América y el soldado de invierno (Captain America: The Winter Soldier, 2014) y Capitán América: Civil War (Captain America: Civil War, 2016). Ahora acompañan a los Avengers recargados: Marvel provee una banda ampliada que tiene que reunirse para encarar al villano intergaláctico Thanos. Éste, cual Señor de los Anillos, se ha dado a la tarea de reunir seis piedras que controlan el poder, la mente, la realidad, el tiempo, el espacio y el alma. En diferentes frentes lo encaran Iron Man, Capitán América, Hulk (o más bien el Dr. Banner) y hasta los Guardianes de la Galaxia. Todos le echan montón, como sucede en la elección presidencial nacional. A ver si así…

Los Russo plantean una cinta con harto espectáculo luminoso y sonoro. Multiplican las batallas, las galaxias y la acción. Como sucede con las empresas automotrices, que toman el diseño de una marca y lo incorporan en otra, pareciera que Disney, productora de la cinta, convocó algunos elementos de la Guerra de las Galaxias para hacer funcionar su show en tres pistas. Y lo hace… por momentos. Porque la parafernalia no alcanza para las dos horas y media de duración (y hay que esperar hasta el final-final de los créditos, como diez minutos, para ver el añadido que Marvel incluye habitualmente), mucho menos para dar cierta densidad a lo abordado. Porque los Russo son apenas correctos en el registro de la acción, por lo que apelan al ya habitual humor de la épica cómica: para los chistes, numerosos, incluso se abren pausas en medio de la acción.

Personalmente yo ya no espero nada extraordinario de las películas de súper héroes. Por lo que no tenía ninguna expectativa con Avengers: Infinity War. De la función salí aturdido y con la sensación de vacío (y con prisa para posicionarme frente a un mingitorio). Porque fuera de algunos pasajes thanescos (en los que se esboza una especie de ecología trágica), y de que el titanesco espécimen muestra sentimientos (los malos también lloran), no hay mayor comentario que hacer salvo la posibilidad del sacrificio, que todos tienen. Pero esto apenas es mencionado o esbozado: no hay mayor progreso dramático o temático al respecto. Por otra parte, no deja de generar cierto disgusto que la comprensión cabal de la cinta demande el conocimiento de las chorromil entregas previas de las muchas “marcas” involucradas (entre tanto Avenger que desfila, además, no hay mayor posibilidad de desarrollo). Y que se deje todo en suspenso: porque la cinta termina pero, es claro, no concluye: ya vendrán otros Avengers. Total, es un negociazo: en el primer fin de semana recuperó más de 640 millones de dólares.

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