Tipos de gentileza: la rareza exhibe la vileza

Las películas del griego Yorgos Lantimos caben en lo que los complejos de salas cinematográficas clasifican como “cine de arte”, ése que escapa a las convenciones narrativas y formales, que se caracteriza por un estilo singular y tiene más ambiciones que simplemente ofrecer un espectáculo y contar una historia… y que habitualmente es condenado a la “sala de arte” del multicinema, si es que tiene una. No obstante, como sucede con las entregas de Christopher Nolan, las películas de Lantimos se mueven con soltura en ambos extremos del espectro; se diría que ofrecen un espectáculo sustancioso, que su discurso es espectacular. Acaso por eso sus largometrajes se suman a la cartelera general con naturalidad (por supuesto que ayuda contar en el elenco con histriones famosos), a pesar de sacar al espectador de sus terrenos conocidos: así como Nolan no querría o no sabría contar una historia lineal y construir un drama tradicional, a Lantimos “se le da” la rareza, la exacerbación, como es posible constatar en La favorita (The Favourite, 2018), El sacrificio del ciervo sagrado (The Killing of a Sacred Deer, 2017) y Pobres criaturas (Poor Things, 2023), por citar algunos ejemplos. Tipos de gentileza (Kinds of Kindness, 2024), su más reciente largometraje, no es la excepción.

Tipos de gentileza tuvo su estreno en la edición más reciente del festival de Cannes, en la que formó parte de la selección oficial. De ahí Jesse Plemons (una cara que ya vemos con demasiada frecuencia por aquí, por allá y por todos lados), el protagonista, salió con el premio a mejor actor. El guión, cortesía de Lantimos y Efthimis Filippou (quien colaboró también en la escritura de La langosta, entre otras), se estructura en tres sketches (en todos aparecen los mismos actores y en todos se cumplen los requisitos de las cuotas raciales: tampoco la rareza alcanza para tanto): en el primero, titulado “La muerte de R.M.F.”, acompañamos a un sujeto que se rehúsa a complacer la extravagante petición de su jefe-amante. En el segundo, “R.M.F. está volando”, seguimos a un policía que desconoce a su esposa después de que ésta sufre un accidente que la aleja por una temporada del domicilio conyugal. El tercero, “R.M.F. come un sándwich”, da cuenta de las vicisitudes de una mujer que abandona a su esposo y a su hija para involucrarse con una secta que busca su mesías sanador. En las tres partes el protagonismo es compartido por Plemons y Emma Stone, con una presencia inversa: en la primera él lleva el rol protagónico; en la tercera, ella.

Lantimos apuesta por un estilo sobrio, por una puesta en cámara discreta y una puesta en escena con deslices al gore. La extrañeza habitual proviene en esta ocasión de las situaciones en las que se involucran los personajes, de las decisiones que toman, de los gestos y comportamientos, que en algunos casos se inscriben en el (aparente) absurdo. La música, a menudo un piano incisivo, refuerza la rareza, acentúa los rasgos de insania mental.

Lantimos afirma que él y su coguionista no trabajan “de forma analítica”, por lo que no saben “cuál es el tema”. No obstante, el tema de la película podría surgir al sustituir en el título “gentileza” por “amor”, y podría definirse, me parece, desde dos posturas: lo expuesto explora las singularidades del amor o ilumina las aristas de lo que algunos pueden llamar “amor” (cada quien hace una definición a la medida de sus posibilidades, incluso hay quien le añade un rasgo verificador –como Disney– y habla de “verdadero amor”; es decir, desde esta perspectiva también habría amor que no es amor, porque es falso). A precisar este tema contribuyen las declaraciones verbales que los personajes se hacen entre sí. En uno u otro caso, en todo caso, podemos elucidarlo a partir de los rasgos comunes de los tres sketches: las relaciones involucran los afectos y son un juego de poder. El que ostenta el poder parece feliz teniendo el control y solicitando acciones absurdas al otro u otra; éste (ésta) no parece tener mayor sentido de su vida, no sabe vivir sin lo que recibe de la pareja, por lo que está dispuesto(a) a ir incluso en contra de sus propios valores o de su vida: son dependientes y terminan por transgredir sus límites morales, por renunciar a su dignidad y mostrarse sumisos. En la ruta algunos hacen sacrificios, que presentan matices de locura más que de altruismo.

Al final el conjunto, que dura 164 minutos, resulta excesivo… necesariamente, porque acaso el asunto lo demanda (¿amores que no son excesivos son amores verdaderos?) y porque, repito, Lantimos no sabría o no querría proceder de otra manera. Mas tiene su gracia, su encanto, y con un poco de disposición por parte del espectador éste puede verse reflejado en ese espejo incómodo y luego, si le queda estómago, lanzarse a la reflexión.

Calificación 75%
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1 respuesta a “Tipos de gentileza: la rareza exhibe la vileza”

  1. Excelente descripción maestro, reflejas con claridad el filme y sus superficiales (profundidades). Te envío un cordial saludo .
    Tu amigo Manuel f Fernández. Abrazo.

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