The Post y los tiempos gloriosos del periodismo escrito

The Post: Los oscuros secretos del Pentágono (The Post, 2017) regresa a eventos que marcaron el curso del periodismo en Estados Unidos y de la guerra con Vietnam. Pero ante todo es un recordatorio de los valores fundamentales de ese país –en particular la libertad de prensa– que se vieron amenazados en los años sesenta y hoy juegan un rol valioso para hacer frente a la sinrazón presidencial.

The Post: Los oscuros secretos del Pentágono es la más reciente entrega de Steven Spielberg; el guión es cortesía de Liz Hannah y Josh Singer (este último ha hecho de la información y la prensa un campo de labor constante: participó en los guiones de En primera plana (Spotlight, 2015) y El quinto poder (The Fifth Estate, 2013)). La cinta nos lleva a inicios de los años setenta, a la redacción del Washington Post. El editor en jefe, Ben Bradlee (Tom Hanks), está al pendiente de lo que publica el New York Times. Más aún cuando el diario neoyorquino tiene acceso a información confidencial que pone de manifiesto las mentiras gubernamentales sobre la guerra en Vietnam. El gobierno amenaza con demandar al periódico por poner en riesgo la seguridad nacional. Días después el Post tiene acceso a otros documentos confidenciales, por lo que la dueña, Katherine Graham (Meryl Streep), enfrenta el dilema de hacerlos públicos.

Spielberg hace gala de su maestría para empujar un relato que adquiere proporciones épicas mientras plantea agudas aristas éticas. La cámara se mueve con solvencia y elegancia y además de dar fluidez contribuye a la dosificación de la información y a la gestión de la emoción. La puesta en escena, que tiene su pilar en la luz del inseparable Janusz Kaminski, no sólo participa de buena forma en la reconstrucción de la época: matiza ánimos y contribuye al drama. En la banda sonora habría que subrayar el aporte de las músicas de John Williams, colaborador de cabecera de Spielberg. El montaje alterna pasajes frenéticos con pausas –dramáticas, por supuesto– y construye un ritmo ágil: para no variar Spielberg entrega una cinta entretenida y emocionante.

Tanta maravilla está en la base de una película que exhibe el ocultamiento de información, de más de un presidente de Estados Unidos, para engañar a los ciudadanos sobre el curso real de los eventos en Vietnam: conscientes de que la guerra estaba perdida, siguieron alimentando la idea de una posible victoria, lo que elevó significativamente el número de víctimas. En este marco cobra valor el valor que tuvo el periodismo, que corrió riesgos cuantiosos y al encarar al gobierno ganó credibilidad y fuerza. De pasada, y para ponerse a tono con los tiempos actuales, Spielberg hace un elogio del valor y la fortaleza en femenino, con una escena de reconocimiento: una pasarela de la heroína ante un público de mujeres que la ven con admiración ¿y como modelo?

The Post: Los oscuros secretos del Pentágono es una cinta de corte clásico que nos lleva con un ánimo nostálgico a las entrañas de un gran periódico, a una época sin internet y sin teléfonos celulares, en la que la prensa era un contrapeso imprescindible. Spielbreg muestra la grandeza y repercusión que tuvieron en algún momento los periódicos: con grandes salas de redacción, grandes imprentas, grandes gestos humanos, que si bien no escapaban a la vanidad, sí obedecían a un ejercicio de consciencia. Al final hace un guiño a Todos los hombres del presidente (All the President’s Men, 1976) de Alan J. Pakula, en la que se muestra cómo el Post intervino de forma decisiva en el caso Watergate. El cineasta hace un homenaje plausible, ¿casi una elegía?

 

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