Cinco cosas que amo/odio de ti II: los cinéfilos van al cine

Cuando habla de cine, el cinéfilo sabe de lo que habla. Porque por lo general asiste a las salas con frecuencia, pero aun cuando no lo hace por diversas razones, está al pendiente de lo que se produce y se estrena, da seguimiento a los autores que aprecia y está abierto a conocer nuevos valores. Incluso va conociendo terminología cinematográfica, técnica y narrativa. El cinéfilo no va a las salas a ver qué hay a la hora que llega, va porque sabe qué hay –y qué quiere ver–, y llega a esa hora porque está por comenzar la función; tiene más que una idea de lo que va a ver porque tiene información sobre la historia, el realizador, etcétera. Tiene una disposición especial para ver el cine, para hacer el trabajo mental y emocional que a veces supone la visión de películas “difíciles”, a las cuales no le saca la vuelta. Para él la experiencia no se acaba al aparecer los créditos finales –porque se espera a verlos– y accede a llevarse de “tarea” la reflexión sobre los asuntos que plantea la cinta. Tiene un interés serio, y en su vida el cine es más que un divertimento de fin de semana; es parte de su vida y, en algunos casos, de su esencia.

En esta ocasión, un grupo de cinéfilos y un autodenominado “espectador come palomitas” nos comparten lo que les gusta o aprecian de ir al cine; asimismo, lo que les disgusta. También nos dejan saber si prefieren ver una película en el cine o en otro espacio y por otro medio. Su contribución a esta serie es fundamental. Y tampoco tiene desperdicio.

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María Dolores Estrada Pineda. 51 años. Locutora. Cinéfila.

Me gusta ir a las salas de cine:

1- A una sala nada más vas a eso

2- La infraestructura, pantalla, sonido, efectos

3- Hay muchas opciones para ver, temas, géneros

4- Te enteras de los próximos estrenos

5- Hay la posibilidad de socializar lo que se vio

No me gusta:

1- A veces en los Cinépolis el sonido es demasiado alto

2- Los que hablan por celular al lado de mi

3-Los que están platicando en la función y que no tiene que ver con la película

4- Es caro ir muy seguido al cine

5- Las cintas no comerciales no tienen tanta variedad de horarios y duran poco en cartelera

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Dinora Recio. 37 años. Profesora de secundaria y preparatoria. Cinéfila.

Las razones por las que me gusta ir al cine:

1. Ni la pantalla más grande en casa, ni la colección más grande de Blu-rays pueden sustituir a la pantalla del cine, al sonido, y sobre todo, a la posibilidad de ver estrenos largamente esperados y películas de arte de cuya existencia no podrías enterarte si no fuera por salas como el Cineforo y sus magníficos programas.

2. La experiencia de ir al cine con mis hijas debe ser parecida a la que yo tuve de niña, ir al cine y cantar en la sala, comer muchísimas palomitas es como un premio, y lo sigo sintiendo cada vez que voy con ellas… O sola.

3. La comodidad de muchas salas, «lo oscurito» resulta ideal para envolverte en la trama. Si ves las pelis en tu casa, eso de ponerlas en pausa para lo que sea, también pausa la emoción.

4. Ir al cine impulsa también la economía (bueno, la mía la socava) y entre más gente vaya al cine y evite comprar pirata, más estrenos tendré a la mano. Lo que sí es que harían falta más estrategias para atraer gente al cine, como una guardería mientras las mamás podemos ver películas de adultos. Ese sería un éxito.

Lo que odio de ir al cine está casi todo relacionado con la poca cultura de mucha gente:

1. Ver un filme en silencio, sin gente mal educada subiendo los pies en tu respaldo, platicando como si estuvieran en un café, contestando el celular o comiendo ruidosamente debería ser un derecho ciudadano, y sin embargo, es algo que he padecido por años, y a esto se une la indolencia de los empleados de los cines, que prefieren hacerse de la vista gorda con los rijosos.

2. Algunas salas, como el Cinemex que está cerca de Plaza del Sol, han reducido su servicio a lo mínimo, y es espantoso descubrir que pagaste por ver una película en una sala con tres ventiladores, y es como un sauna. El otro lado de la moneda son las salas con clima congelante, y sales a pedirle a los empleados que lo modulen, y parece que le hablas al viento. El servicio debería ser la prioridad de gerentes y empleados.

3. Otra de las cosas que padezco al ir al cine es encontrarme con papás y mamás bastante permisivos con sus hijos a la hora de ir al cine, empezando por aquellos que llevan bebés chillones a las salas y no los sacan aunque los demás se los pidan, pasando por aquellos con infantes imposibles de sentar más de 15 minutos, que corren y juegan y gritan y lloran como en su casa, y nadie les dice nada, hasta adolescentes viendo películas con contenido claramente para adultos, y que se la pasan riéndose y haciendo relajo mientras los demás intentamos poner atención. Esto es lo peor de lo peor de ir al cine, soportar a quienes creen que por pagar un boleto pueden hacer lo que sea.

4. Y finalmente, mi queja sería hacia los precios de todos los cines, sobre todo en el asunto de las comidas: los combos de palomitas y refresco, unos simples nachos, los dulces, están a precios de oro en casi todo los cines. Todo cuesta 300 por ciento más, y eso es un claro abuso de los dueños de las grandes cadenas de cine.

Si pudiera ver siempre las películas en un lugar, sería siempre en el cine, por la experiencia envolvente, por ver las películas en cuanto se estrenan, porque el cine esta hecho para verse así, a lo grande.

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Hugo Vázquez. 46 años. Ingeniero en sistemas. Cinéfilo.

Razones a favor de ir al cine

1. Buen sonido envolvente en proyección desde hace poco mas de 20 años

2. IMAX

3. Conciertos musicales recientes

4. Avances de películas

5. Palomitas de maíz

Razones en contra de ir al cine

1. Tener que lidiar con gente desconsiderada en la sala de cine una vez que la película comienza (tonos de teléfonos celulares recibiendo llamadas, pantallas de celulares encendidas, alto volumen de voz, golpes en respaldo de la butaca, personas de pie y sin avanzar en filas enfrente de uno durante los créditos finales, etc.).

2. Algunas salas en esta ciudad no terminan de proyectar los créditos finales

3. Volumen alto del sonido, especialmente en anuncios comerciales y avances de películas

4. Pocas opciones de películas de animación subtituladas

Mi preferencia radica mas bien en el medio donde se ofrezca la película, esto se simplifica si el título no es una producción reciente, pues difícilmente será a través de una sala de cine. En ocasiones la opción mas inmediata para mí viene a ser por DVD, Blu-ray o internet.

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Miguel Cedeño. 25 años. Trabaja en una ONG y hace documentales. Cinéfilo.

La experiencia de ir al cine

Sin duda alguna, ir al cine es una experiencia estética. A diferencia de otras plataformas para ver películas –la televisión, la computadora u otros dispositivos móviles–, el acudir a una sala cinematográfica cuenta con la vigencia de antaño. Tal vez han cambiado los formatos de exhibición –pasando del celuloide a copias digitales de altísima calidad–, pero el gusto por las salas oscuras y los sonidos envolventes permanece. Sin embargo, no todo es palomitas de caramelo, puesto que la experiencia en ocasiones se convierte en un martirio para quienes acudimos regularmente a las salas de cine. Comparto algunas de las cosas que más me gustan y que más me desagradan de la experiencia de exhibición. Seguro el lector tiene las propias.

Me gusta:

1. Calidad digital. Prácticamente en los complejos comerciales pero también salas alternativas como el Cineforo de la U de G, o la Cineteca Nacional en la Ciudad de México exhiben ya en formato digital. Por sus características técnicas, el Digital Cinema Package (DCP) ha mejorado la calidad de la imagen y el sonido. Los románticos del cine quisieran que se siguiera proyectando celuloide, pero en la gran mayoría de los casos, el DCP logra superar a dicho formato. Aunque siempre tendremos el factor sorpresa para la debida proyección: las mismas salas y complejos cinematográficos.

2. Oferta cinematográfica. El número de películas que se exhibe semanalmente en el país es impresionante. Las cintas norteamericanas –que apabullan nuestras pantallas– se mezclan con una amplia oferta de cine mexicano e internacional. Afortunadamente, en México se cuentan con distribuidoras que se han tomado el tema en serio, y han traído a las salas mexicanas una larga lista de lo mejor de festivales internacionales. Hay para todos gustos.

3. Silencio. Prefiero ir a funciones con silencio. Las funciones de matinée los fines de semana –especialmente el domingo, bien temprano– suelen ser una opción. Para las películas infantiles, hay que procurar los horarios donde los niños aún están en la escuela, o funciones nocturnas. El circuito de salas de arte suele guardar este principio, que es importante para prestar completa atención a la acción en pantalla.

4. El cine como momento social. No hay nada más genial que ir al cine con tus amigos, tu familia o tu pareja, y después continuar en el café, en el bar, o en el restaurante la conversa acerca de lo que acabamos de ver.

No me gusta:

1. Gente hablando. Aquí –en ocasiones– ni las “salas de arte” de salvan. Es la cosa que más molesta en el cine. Si quieren platicar que se salgan a tomar un café. Citando a Haroldo Fajardo –realizador mexicano–, “creen que están en la sala de su casa”; y no es así. Hace unas semanas fui a ver Medeas y una pareja de platicones se detuvo cuando se aburrieron lo suficiente para salir de la sala; una razón más para apoyar al cine más arriesgado.

2. Problemas técnicos. Hasta en la época de cine digital hay errores técnicos. Proyecciones detenidas –por problemas con la corriente de luz–, que te prendan la luz justo antes del final de la película, arruinando el momento, un sonido que pareciera que hablaran dentro de un barril. El cine digital tampoco es la parusía; siempre está esa conjugación de los errores humanos y la rebelión de las máquinas.

3. Distribución. Una vez que llega a tu ciudad esa fascinante oferta de cine, ahora el problema es encontrar el lugar donde lo proyectan. Muchas veces en salas lejanas, horarios imposibles, o el mínimo número de copias. Sumado a esto, está el complicado hecho de ver cine de animación subtitulado. Intenté ver Intensamente sin éxito: las funciones me quedaban muy lejos y salía cuando ya no había transporte público.

4. Costo. El costo de la entrada al cine es cada día más alto. Recuerdo aquellas épocas de Multicinemas donde costaba $25 y veíamos todas las películas del verano. Pero las crisis económicas y el libre mercado han cobrado factura –literalmente– también a la industria de la exhibición, siendo la audiencia la más afectada. El cine no tendría que ser un lujo, sino una manera de esparcimiento y de expresión cultural.

5. Ritmo de la cartelera. A veces hay tantas películas que ver en una semana que no hay agenda ni presupuesto que alcance. Entre tanta oferta –con cintas muy similares en exhibición–, el alto costo de la entrada –mencionado anteriormente– y la falta de tiempo, los cinéfilos debemos priorizar, armar estrategias. Por ejemplo, darle prioridad a las que sabemos que ya no volverán a exhibir; dejar pasar en muestras y festivales a las que tal vez tengan su corrida comercial; pedir recomendaciones a algún amigo, buscando tener algún elemento para saber si vale la pena o puede esperar para después. Aquí hay que tener puntería.

Sin importar aquellas cosas que nos sacan de quicio al ir al cine, la experiencia vale la pena. Aunque nunca está de más tomar precauciones, para que la experiencia sea completa en todos sentidos.

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Aristeo Macías. Espectador come palomitas, casi 63 años.

Las cinco razones por las que aprecio (me gusta, valoro, amo) ir al cine:

1. Calidad de imagen

2. Calidad del sonido

3. Espacio diseñado para el visionado (oscuridad, butacas, acondicionamiento acústico)

4. Diversidad de horarios

5. Promociones y servicios (precios, disponibilidad de alimentos, bebidas, golosinas)

Las cinco cosas que me disgustan (detesto, odio):

1. Largas filas para compra de boletos

2. Aglomeraciones (selecciono funciones para evitarlas)

3. Cada vez más se ofrecen funciones sólo con películas dobladas

4. Largas colas en las tienditas

5. Altos precios en la tiendita.

Mi preferencia es ver las películas en el cine, pero no todas son para este medio, algunas son para la televisión.

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