Así babeó Zaratustra

Lo primero que uno se pregunta cuando se apresta a ver [REC] 4: Apocalipsis (2014) es cómo una franquicia tan pobre ha llegado a la cuarta entrega. Uno trata de encontrar argumentos más allá del relativo éxito taquillero de los tres rollos anteriores. Y no encuentra muchos (y casi todos concentrados en la cinta inaugural): tal vez algunas críticas al morbo televisivo, el miedo a una epidemia de descerebrados que condene a la humanidad a un sangrante babear incontinente (nada que los zombis no hayan revelado antes, por lo demás), las tibias críticas al poder y su manejo de las crisis. No hay mucho, pues. Pero uno le concede la duda: la disciplina cinéfila puede más. Y ahí está uno en la sala, a la espera. Después de los primeros minutos, registrados con singular torpeza y a un ritmo que se quiere frenético y es puro caos, uno se acuerda de las miserias formales de [Rec] (2007), [Rec]² (2009) y [REC]³: Génesis (2012). Pero uno se queda; trata de convencerse que los minutos por venir no pueden ser peores. Hasta que llegan y uno constata que sí pueden serlo; y lo son, de hecho. Para cuando se acerca el final sólo algunos momentos de humor involuntario (la caída al mar de la heroína, desde la proa de un barco, da para incontenibles carcajadas) sacuden la modorra. Y para cuando desfilan los créditos finales uno no puede sino llegar a una conclusión: se acaba de malgastar hora y media de la vida de uno.

[REC] 4: Apocalipsis es el largometraje más reciente del español Jaume Balagueró, también responsable del primer y segundo rollos de la franquicia, así como de Los sin nombre (1999) y Mientras duermes (2011). El argumento sigue las vicisitudes de un variopinto grupo de personajes que navegan -algunos contra su voluntad- en el Zaratustra. Entre ellos una reportera de televisión y un policía. Pronto descubrimos que a bordo trabaja un grupo de científicos que busca una vacuna anti-zombi. Lo demás es predecible… y prescindible.

Balagueró busca sacar provecho del condicionante espacial -nadie puede bajar del barco- pero hace gala de un manejo de cámara desafortunadísimo, caracterizado por el frecuente registro con cámara en mano de planos cerrados y breves. Todo esto busca incrementar la intensidad de la acción, pero sobre todo provoca confusión. (Y no es que haya mucho que atender o entender, pero un mínimo de ortodoxia y otro tanto de cortesía para el espectador nunca están de más.) Evita, eso sí, ver con detenimiento el mal desempeño de los actores. De esta manera transcurre (que no avanza y menos se desarrolla) una historia que no alcanza a sacudir el malestar del que ve y escucha, malestar producido más por las carencias narrativas y las miserias estilísticas que por el pretendido afán de transitar por el terror. A todo esto habría que sumarle una música insidiosa que no consigue empujar mayor emoción y a ratos hasta tiene aires de épica.

Al final queda claro que no hay cómo salvar tanta vacuidad, tanta deficiencia. [REC] 4: Apocalipsis, así, levanta la mano para ubicarse entre una de las peores películas del año, por lo menos. Al demonio con la disciplina cinéfila, se maldice uno mientras abandona la sala. Con frío, para acabarla.

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