Zapping 1: la TV comercial chilanga

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales de 2023 (que presenta el Instituto Federal de Telecomunicaciones) 75% de los entrevistados* que tienen televisor en su hogar “dijeron ver contenidos de canales de televisión abierta”; “noticias y películas son los tipos de programas de televisión abierta que los entrevistados declararon ver con mayor frecuencia”. La cifra mencionada, de entrada, me resultó sorprendentemente alta considerando la diversidad de ofertas de canales de paga y streaming que actualmente hay en el mercado… y la mala calidad de la televisión que en general se produce en este país. Asimismo, llamaron mi atención los tipos de programa más frecuentados: noticieros y películas. Para dar curso a la curiosidad que estas estadísticas y datos me provocaron, me di a la tarea de revisar la oferta que existe en la televisión abierta (en particular la de los ítems privilegiados por las audiencias), que es amplia (al menos en número) en canales digitales: ¿Cuál es la oferta cinematográfica que circula por la TV abierta? ¿Qué hay en los noticieros que despierta el interés?

En primer lugar, eché un vistazo a la televisión hecha en Ciudad de México, la cual en general tiene alcance nacional. Eludí toda metodología; no seguí ningún orden ni llevé a cabo ninguna estadística. Tampoco me pasé días enteros viendo todos los programas (soy curioso, no masoquista), por lo que los comentarios que vienen a continuación obedecen más a impresiones que a mediciones.

La oferta televisiva chilanga presenta categorías fácilmente identificables: son notables y notorias las diferencias que se pueden percibir en varios aspectos. Rescato en primer lugar lo relativo al cariz de la programación de los canales, a partir de la cual se puede deducir su vocación y su financiación: la mayor parte de la oferta es de carácter comercial, es decir, entre comerciales se presentan los programas que conforman la propuesta de dichos canales; completan la oferta, en menor cantidad, canales que cabría ubicar como televisión cultural.

Los primeros son propiedad de cadenas particulares, y, por el número de canales de cada una, es posible ubicar tres cadenas primordialmente: Televisa, TV Azteca e Imagen Televisión. Televisa tiene bien delimitados los propósitos de cada una de sus frecuencias. Su “buque insignia” es Las Estrellas, canal que, de acuerdo con la encuesta mencionada al inicio, es el que tiene “mayor número de menciones”. Su oferta gira en buena medida alrededor de las telenovelas, que son producciones de la casa. Y pocas novedades hay que consignar en este sector, pues en estilo, temas y tratamientos han evolucionado muy poco con relación a lo que la misma empresa producía décadas atrás. Siguen siendo, en esencia, radionovelas: uno se entera de la mayor parte de lo que sucede con el audio; la imagen aporta poco y nada. Abundan además las propuestas (o, más bien, habría que decir que la totalidad de ellas) que giran alrededor de la misma fórmula romántica (porque eso es, una fórmula): ella (B) y él (C) constituyen la pareja principal, que se anuncia desde los créditos; pero A “quiere con” B y D “quiere con” C. Para destruir su relación A y D (que son malos-malos y no saben ni quieren vivir sin B ni C respectivamente) se confabulan (y tienen, entre ellos, sus encuentros pasionales), y las intrigas duran lo que dura la telenovela. En el capítulo final no falta el desenlace policial… y la boda. Las telenovelas siguen siendo habitadas por el maniqueísmo: los personajes son buenos-buenos o malos-malos, no hay tintes medios, esos que son tan humanos. Asimismo, se presentan sesgos oportunistas para mantener el discurso en un terreno discursivamente seguro: si un personaje masculino tiene relaciones sexuales con un personaje femenino al que previamente alcoholizó o drogó es tipificado como violación, pero no sucede lo mismo si es un personaje femenino el que droga o alcoholiza a un personaje masculino: este último vive atormentado por la infidelidad… ¿Tienes el valor o te vale? Aventuro que las telenovelas siguen teniendo éxito porque se mueven en el terreno de la fantasía previsible: aquí los buenos son recompensados por sus obras y los malos reciben el castigo que merecen.

En Las Estrellas también llaman la atención otras propuestas de corte serial, las que tienen como propósito la educación moral del público. En este sector levanta la mano La rosa de Guadalupe, que se ocupa de temas que tienen mayor o menor vigencia y que plantea conflictos en cuya resolución interviene la mano divina; en la misma ruta transita Como dice el dicho, que se ocupa en general de los mismos asuntos, pero éstos se resuelven más bien por la voluntad aleccionadora del guión que por la intervención sobrenatural. Por las noches se hace presente el noticiario En punto, heredero de 24 horas. Pero a diferencia de éste, no es un vehículo de propaganda gubernamental. Su tono y ambición, aparentemente crítica, no escapa al afán moralizante de Televisa. Y no deja de ser paradójico que una compañía cuya moralidad es bastante cuestionable tenga como ambición educar moralmente a la audiencia: ¿tienes el valor o te vale?

Algunos días y en algunos horarios Las Estrellas presenta películas, por lo general mexicanas y por lo general no muy nuevas. En particular por ahí circulan y recirculan las películas protagonizadas por Cantinflas o por Eugenio Derbez. Es mayor la cantidad de películas, en su mayoría mexicanas, no muy recientes y de escasa calidad, que alimentan el Canal 9. Asimismo, por Canal 5 circulan películas más o menos recientes de diverso origen –si bien son mayoría las norteamericanas– que se pueden escuchar en sus lenguas originales. A menudo se trata de películas de acción o comedias.

Televisa tiene un canal cuya programación está dedicada primordialmente a los noticieros: Foro TV. Me llamó la atención el afán que muestran ahora los noticieros por ir más allá de divulgar la información: ahora les da por imprimirle dosis de drama y de “realismo”. Así, por ejemplo, en algunas ocasiones se añade música a las notas y no es raro que los reporteros se expongan a lo que reportan: si es el caso de un huracán, por ejemplo, hacen su trabajo bajo la lluvia y los fuertes vientos; si se trata de una inundación caminan por los parajes anegados (¿arriesgar a los reporteros, montar una puesta en escena, es una forma más veraz de informar?). Los noticieros de este canal dedican prácticamente todo su tiempo a la nota roja: es Alarma todo el día. Dan cuenta de todo tipo de actos delictivos: ventilan pleitos entre automovilistas, cierres de calles, robos, etcétera. Sólo les falta tener corresponsales en los patios escolares para dar cuenta de los pleitos en los recreos. Cierra la programación un programa que lleva por nombre La hora de opinar, en el que desfila una nutrida cantidad de opinadores que supuestamente tienen alguna autoridad sobre lo que hablan y que, por el tenor de sus opiniones, apabullantemente mayoritarias contra el gobierno federal, más bien debería llamarse La hora de oponer.

De TV Azteca e Imagen no tengo mucho que comentar. La primera es una copia barata de Televisa (cuando cabía pensar que no se podía hacer peor televisión que Televisa, TV Azteca probó que sí se puede, y con mucho), con la singularidad de que sus noticieros sirven como instrumento de agresión por parte de su propietario, un empresario que es tan famoso por sus monumentales evasiones fiscales como por los despropósitos que vomita en las redes sociales: desde ellos se lanza una prodigiosa cantidad de falsas informaciones para golpear al gobierno que ha tenido la osadía de cobrarle públicamente los impuestos que tiene años “jineteando”. Imagen Televisión nutre una buena parte de su programación con telenovelas de origen turco. Por la noche aparece el noticiero que dirige Ciro Gómez Leyva, otro criticón del gobierno que más que leer noticias, las declama, las dramatiza con sus pausas, entonaciones y gesticulaciones. Y no es precisamente un gran actor… ánimo.

TV Azteca e Imagen Televisión también programan películas, no muy recientes y dobladas al español. La oferta proviene en su mayoría del cine norteamericano y también privilegian las comedias y las películas de acción. Por los horarios en que normalmente circulan (mañana-tarde) a menudo son películas destinadas para todo público.

Entre el doblaje y las pausas comerciales, además de la pobreza y escasa variedad de la oferta, es un auténtico fastidio ver cine en televisión abierta. Es poco probable ver una obra maestra y, en esas condiciones diría que indeseable. Es, pues, materialmente imposible emprender cualquier tipo de educación audiovisual a partir de ella. En lo que corresponde a los noticieros de estas cadenas, es muy poco probable que uno pueda tener un panorama amplio de lo que sucede en México, pues omiten información relevante y a menudo hay un sesgo más criticón que crítico. La verdad está en otra parte.

*El tamaño de la muestra fue de 8,750 casos: 6125 urbanos y 2625 rurales. El error es de

± 2.1%.

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