Después de refrescar y revolucionar el paisaje de la animación comercial a mediados de los años noventa del siglo anterior, Pixar cayó en un bache en la década actual: Toy Story 3 (2010), Cars 2 (2011) y Valiente (Brave, 2012) representaron un descenso en relación al alto estándar formal y la originalidad narrativa y temática de la mayor parte de las entregas previas (entre las que destacan Monsters, Inc., Buscando a Nemo, Ratatouille y Up). Con Intensamente (Inside Out, 2015) el estudio regresa por sus fueros. No estoy seguro de que alcance la estatura de sus mejores películas, pero está muy cerca.
Intensamente es codirigida por Pete Docter (quien participó en el guión y la realización de Monsters Inc. y Up) y Ronaldo del Carmen. El argumento sigue las contrariedades de Riley, una chica que vive un proceso difícil cuando su familia emprende la mudanza de la gélida ciudad donde nació a San Francisco. Las cosas comienzan mal al conocer la deteriorada casa en la que habrán de vivir; y van de mal en peor cuando tiene una crisis en la escuela. A todo ello tenemos acceso desde el “centro de mando emocional”, en el que Alegría, Temor, Furia, Desagrado y Tristeza se alternan para mantener el equilibrio y el humor de Riley. Cuando ella cae en depresión, Alegría y Tristeza son expulsadas del “cuarto de control”, por lo que deben esforzarse para sobrevivir en tierras desconocidas y mantener en pie a la niña que está dejando de serlo.
Docter y del Carmen emulan el pretexto que da origen a la nipona El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no Kamikakushi, 2001) de Hayao Miyazaki: el malestar por cambiar de una residencia, en la que la niña estaba bien y tenía amigos, por otra que luce incierta. El tándem norteamericano propone una entrega en animación tridimensional de brillante cromatismo y con un diseño que no busca ser naturalista pero tampoco elude las referencias realistas: las emociones son antropomorfizadas y elocuentemente coloreadas; todas presentan rasgos exagerados de expresión y una caracterización singular. La película y la vida de Riley inician con la perspectiva de Alegría, pero los contratiempos no tardan y llegan a la escena las demás. Cada evento relevante deja una huella que es almacenada (un recuerdo) y hay una serie de pilares que sostienen el equilibrio de la chica (la familia, la amistad, el hockey –que ella practica–, etc.). Y cuando la adversidad se incrementa, la solidez palidece.
Intensamente explora de forma lúdica y apasionante el funcionamiento de la mente (de ahí que el corte en el título en español sea afortunado y justo: intensa-mente), de la razón y de lo irracional. Sigue una ruta que trae a la memoria Alicia en El país de las maravillas y presenta esquemas de fácil comprensión, con una gracia y un sentido del humor maravillosos. La vida, de adentro para afuera, o de revés (como sugiere el título original), es un prodigio de reacciones emocionales que guían o reaccionan; y conforman a la persona. El paso de la niñez a la adolescencia es intenso, y en la ruta hay ganancias pero también renuncias. De todo esto dan cuenta Docter y del Carmen, de forma simbólica y lúdica –no me canso de repetir y aplaudir–, humorística: presentan el crecimiento como una gran aventura, que gana fuerza mediante un abordaje que pone particular atención a los detalles afectivos. Y así como Buscando a Nemo nos recordaba que no hay paternidad sin sufrimiento pero tampoco sin relajamiento, Monsters Inc. nos hacía ver que hay más energía en la alegría que en el miedo y Los increíbles mostraba cómo la familia es más un asunto de actividad que de voluntad, Intensamente le saca la vuelta a la solemnidad y a la gravedad para recordarnos que no hay alegría sin tristeza, que a veces la segunda es requisito de la primera (y cómo los padres “delegan” a los hijos la pesada responsabilidad de ser la alegría de la casa): si en la actualidad se busca evadir la tristeza con tanta distracción y tanto gadget, Pixar nos invita a no reprimir ni siquiera las emociones que son consideradas como negativas. Sale así del registro fantástico e ideal que tanto gusta a Disney, pero también del blanco y negro con el que a menudo el cine infantil tiñe la existencia.
Intensamente representa un descubrimiento para los niños en relación a los procesos mentales y emocionales –porque además les ofrece la posibilidad de comprender lo que sienten– y un recordatorio pertinente para los adultos: no hay grisura en la cotidianidad si uno se afana en no perder de vista a los que nos habitan –es decir, no olvidarse de uno mismo ni olvidar que en lo que vivimos como algo ordinario subyace lo extraordinario–, ni a los que están afuera. Con Intensamente Pixar está de vuelta: sobran, pues, los motivos para la celebración.
Un corto que no
Inaugura la función el corto Lava (2014), dirigido por James Ford Murphy. Éste lleva a cabo la humanización de un volcán y su añoranza amorosa. En un registro que cabe en el cine musical (el volcán no sólo habla sino que no deja de cantar), entrega una historia hasta cierto punto convencional que reserva poca gracia, pocas sorpresas y pocas emociones. En los cortos Pixar había mantenido un nivel prodigioso; aquí muestra un descenso notable, sin llegar a ser dramático.
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