¿La vida es exótica en el umbral de la muerte?

El exótico hotel Marigold 2 (The Second Best Exotic Marigold Hotel, 2015) inicia más o menos donde se quedó el primer rollo. Ingresamos ahora a lo que ya es la cotidianidad de un grupo de ancianos en el hotel de retiro del título (que es muy movido para ser considerado como asilo). Y apenas la vida cobra nuevo aliento se hace inevitable encarar nuevos proyectos. La mayor parte de ellos no tendrían mayor relevancia de no ser porque la edad de los protagonistas es en promedio de 70 años (en la vida real algunos actores apenas rebasan los 60; otros rondan los 80) y son conscientes de la cercanía de la muerte.

El británico John Madden (Shakespeare enamorado, La mandolina del capitán Corelli) es de nueva cuenta el responsable de la realización. Hila una serie de historias que tienen en común al hotel Marigold, ubicado en Jaipur, India. Mientras el joven propietario, Sonny (Dev Patel) organiza su inminente matrimonio, también se da a la tarea, con una de sus inquilinas –la amargosa Muriel (Maggie Smith)– de proyectar el crecimiento de la franquicia, para lo cual solicitan fondos a una empresa trasnacional. La visita de un supervisor incógnito pone a Sonny en alerta permanente. Por su parte Evelyn (Judi Dench) tiene la oportunidad de crecer laboralmente e iniciar una relación sentimental con Douglas (Bill Nighy). Los demás encaran dilemas que en mayor o menor medida tiene que ver con la vida en pareja, vigente o probable.

Madden empuja sus relatos con ligereza. Si bien algunas de las intrigas que recoge tienen matices dramáticos, en general avanzan en un tono de comedia. Concibe un acercamiento luminoso, y el constante uso del humor –que es más gozoso mientras más se tiñe de negro– contribuye al buen desarrollo de la cinta. La gracia se instala en este hotel y nos hace ver que el exotismo que aparece en el título original es una especie de metáfora de la vida en la senectud: es extraño seguir activo y con proyectos a futuro cuando pareciera que lo único que queda es prepararse para la muerte. Parafraseando una canción del poeta de la rima fácil, estos ancianos le ponen vida a sus años. No está de más recordar que la mayor parte de ellos incluso si pueden padecer males mortales, no manifiestan molestias graves: gozan de movilidad y lucidez, lo que les permite llevar una vida “normal”. Sin embargo, entre las cosas valiosas de la propuesta está el atestiguar cómo se divierte un grupo de ancianos actores (y su diversión es contagiosa) y cómo continúan ampliando sus registros histriónicos.

Madden entrega una secuela medianamente complaciente que por momentos se siente un tanto forzada. Da visibilidad con cierto ánimo turístico al folklor indio y celebra su colorida alegría. Suaviza lo que registra, pero no da forma a una fantasía y menos a un engaño. El mensaje, por otra parte, tiene un target amplio: si en la juventud se construye el ser humano que va a ser y en la madurez se explota el ser que ya es, a lo largo de este camino también se puede proyectar el anciano que será. El tiempo y la salud influyen, por supuesto, pero El exótico hotel Marigold 2 contribuye a que uno se plantee con qué actitud habrá de pasar por todo eso (por la vida, pues), con qué animo evolucionará y cómo concluirá.