Isa llega a Lille: La vida soñada de los ángeles (1998)

CINESCOPÍA/José Javier Coz

La vida soñada de los ángeles (La vie rêvée des anges, 1998) fue dirigida y coescrita por Érick Zonca (n. 1956), un director francés desconocido, incomprensiblemente con sólo un mediometraje y otros dos largometrajes en su haber hasta ahora: El pequeño ladrón (Le petit voleur, 1999), Crimen repentino (Julia, 2008) y Sin dejar huellas (Fleuve noir, 2018).

La vida soñada… recibió el César y el Méliès (otorgado por el Sindicato francés de críticos de cine) a la mejor película. Élodie Bouchez y Natacha Régnier, que dan vida a los personajes prinipales, fueron galardonadas como mejores actrices en los César, en Cannes y en los Premios del Cine Europeo (European Film Awards).

Esta película entraña una historia que cuenta el antagonismo de dos jóvenes veinteañeras que hacen amistad por azar. Que aquí no se entienda antagonismo como rivalidad. A lo largo de esta historia, las afinidades y disimilitudes entre Isa y Marie irán arrojando los frutos y saldos de un intenso y frágil vínculo y sacará a relucir lo más noble y violento de cada una.

Isa (Élodie Bouchez) llega a la ciudad de Lille en Francia en busca de un amigo para alojarse en su casa, pero se entera que se mudó a Bélgica. Como buena itinerante toma el trabajo que caiga. En el ínter recorta fotos o ilustraciones de revistas, las enmarca en cartulina y las vende como postales en la calle y duerme donde le gana el sueño y sobre cualquier recado. Isa nos es presentada un tanto ingenua y torpe para relacionarse. Aborda y conversa con cualquiera sin recato, algo inusual en Francia, incluso mal visto. En un café, Isa intenta venderle postales a un señor yugoslavo dueño de una fábrica de ropa. Él le ofrece trabajo. Al día siguiente Isa se presenta e inicia su jornada laboral. En un receso se acerca a otra obrera de nombre Marie (Natacha Régnier) so pretexto de pedirle una calada a su cigarro y le saca plática a tirabuzón. Desde este momento, el director nos presenta al personaje de Marie como decididamente desconfiada y cortante, que por momentos se abre, pero no tarda en retraerse. Isa la vuelve a abordar a la salida, en la parada del autobús. Le pide posada y sin entusiasmo Marie acepta.

Aquí inicia una relación que atravesará tres eventos: 1) Isa y Marie conocen a Charly (Patrick Mercado) y Fredo (Jo Prestia), dos guardaespaldas para conciertos y cadeneros del antro Blue; 2) Isa conoce a Sandrine, una chica en estado de coma en un hospital; y 3) Marie se enamora de Chriss (Grégoire Colin), el joven dueño del Blue.

Marie está al cuidado del departamento del matrimonio Val que, junto con su hija Sandrine, sufrió un accidente en el que el padre muere y madre e hija quedan en coma en un hospital. Marie no los conoce y sólo se interesa en ellos en tanto se prolongue su estadía en el departamento.

1) Charly y Fredo

En un intento por colarse a un concierto, Isa y Marie conocen a Charly y Fredo. Ellos tienen patillas, llevan puestas casacas de mezclilla y cuero, conducen motos, lo que parece investirles cierta rudeza. En los sucesivos encuentros, se forman las parejas Marie con Charly e Isa con Fredo. Charly se enamora de Marie, no así Marie, y sólo tienen algunos momentos de intimidad. A Fredo le gusta Isa, pero Isa sólo lo quiere de amigo. Eso acuerdan y eso respetan. La rudeza se desvanece en un par de hombres en el fondo tiernos, auténticamente generosos –no pretenden comprarlas– y que en ningún momento se sobrepasan con ellas.

2) Sandrine

A través de las cosas en la habitación de Sandrine y de sus pertenencias personales, Isa comienza a interesarse por los Val. Cuando encuentra el diario de Sandrine, Isa es tentada y, con algo de contención pudorosa, lo abre. Cuando arriba a unas confesiones íntimas, resuelve visitarla. En el hospital, la doctora en turno le informa que la madre de Sandrine falleció y le pide que le hable a Sandrine, que eso puede ayudarla eventualmente a despertar del coma. Se suceden varias visitas y vemos cómo Isa muestra un inesperado y genuino interés por el estado y recuperación de Sandrine y que la conducirá a la preocupación y a la tristeza. La película deja muy poco a Isa fuera de cuadro, podemos decir que “leemos” o “vemos” sus sentimientos, pero ¿qué puede decir una mirada? ¿acaso se traslucen los sentimientos a través de los ojos? ¿o es necesario ponerles el revestimiento de las palabras que engañan igual que los ojos? La actuación de Élodie Bouchez es en este sentido una extraordinaria puesta a prueba de una mirada fresca, espontánea y sin exageraciones, que parece lograr transmitir algo, tal vez todo, diáfano o sugerido.

3) Chriss

Mientras tanto, Marie conoce a Chriss, el dueño de Blue donde trabajan como cadeneros Charly y Fredo. Chriss es joven, adinerado, sobrado de sí mismo y mujeriego. Cuando posa su interés sobre Marie, ésta inmediatamente se muestra reticente, no sabemos si porque no le gusta, si por nervios, si por estrategia seductora. Lo que sí sabemos es que Marie verá en Chriss una oportunidad que no puede desaprovechar para salir de su situación económica precaria e inestable. Tienen encuentros que los viven con arrebato. A pesar de las advertencias de Isa y de la evidencia de que Chriss ya está en otra relación, Marie se aferra y se obsesiona con él. No serán suficientes las tres ocasiones que lo encuentra con la otra mujer. Las reacciones de celos de Marie son feroces y no quita el dedo del renglón. Es hasta que se entera por Isa de que Chriss ha dado por terminada la relación cuando Marie entra en una depresión severa.

Desde un inicio, Marie desprecia las visitas que hace Isa a Sandrine y los trabajos de volanteo que toma. Después, en un intento de Isa por disuadirla de la relación con Chriss, Marie le restriega el éxito que está teniendo con él, vuelve a despreciar sus visitas a Sandrine y sus salidas a repartir volantes, le anuncia su nuevo salto en el escalafón social para rematar juzgándola de perdedora, no sin algunos intercambios de golpes. Pero Isa no conoce el egoísmo. Pese a sus carencias, está siempre presta a compartir lo poco que tiene, incluso lo que no tiene. Marie, por el contrario, es ambiciosa y cuando está cerca de tener algo, lo conserva para sí, se vuelve avara, miedosa de que se lo quiten. Siente que merece una mejor vida, aspira a tenerla y vive en constante frustración.

En la película, Isa siempre es la que busca a Marie. Marie sólo cede. Isa es la que cultiva, protege, hace crecer y trata de salvar el lazo entre ellas. Marie parece no conocer la amistad y desestima a Isa, luego la desprecia hasta echarla del departamento. La amistad entre Charly y Fredo parece de esas en las que no hay lugar para la envidia ni la mentira. Contrasta con la frágil amistad de Isa y Marie, acuciada por lo efímero y la insalvable distancia de caracteres.

La vida soñada de los ángeles inicia y termina con Isa, un personaje perfectamente delineado por el director Erick Zonca, y personificado por una actuación holgada y desenvuelta de Élodie Bouchez: Isa es una mujer de buen corazón que no lo pretende ni se lo propone. Más aun, no repara en su bondad. Tengamos o no manera de identificarnos con ella, hay un ideal, una esperanza, una heroína anónima. Podemos olvidar este episodio más de la vida de Isa, incluso a Marie, y quedarnos con el recuerdo de la entrañable personalidad de Isa. La película brilla por la caracterización de este personaje y de su actuación, una caracterización y actuación imposibles en el cine industrial. Es antitético al personaje predecible y más aún si está inmerso en una historia igualmente predecible.

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