No he sido fan de James Bond, pero sí he seguido con atención y emoción la filmografía del realizador británico Sam Mendes desde su cinta debut, Belleza americana (American Beauty, 1999). Con el involucramiento de Mendes en la franquicia del espía, en 007 Operación Skyfall (Skyfall, 2012), al final no sé quién gana más, lo cierto es que desde entonces el 007 ha evolucionado un poquito y Mendes parece que se divierte experimentando en un terreno que no parecía suyo. 007 Spectre (2015), la cinta 24 de la franquicia y la más reciente entrega del cineasta, no arroja mayor crecimiento para ninguno de los dos, pero tampoco es un desperdicio: ya casi como que me dan ganas de hacerme fan de las películas del personaje creado por Ian Fleming.
007 Spectre inicia el día de muertos en México, en donde Bond (Daniel Craig) sigue a unos delincuentes italianos. Luego de un paso fugaz por Londres, viaja a Roma a una reunión de malosos, en la que se entera que éstos buscan eliminar a un hombre que está en Austria; y por allá se apersona el 007. La trama pasa también por Marruecos y regresa a Inglaterra. En la ruta Bond se involucra con una blonde, Madeleine (Léa Seydoux), y se entera de la existencia de una organización criminal, Spectre. Asimismo, asistimos a los planes del gobierno británico para sustituir a los espías por centrales de inteligencia que concentran información.
Mendes abre con una sensacional secuencia colorida que transcurre el día de muertos en la Ciudad de México, donde hay un desfile bastante vistoso (la puesta en escena en general, y la luz en particular –cortesía ésta del suizo Hoyte Van Hoytema, colaborador de Christopher Nolan en Interestelar–, contribuyen a dar singularidad a las diferentes ciudades a las que viaja Bond). De entrada se luce con un planosecuencia prodigioso que inicia en las calles del centro y concluye en la azotea de un edificio. Esta maravilla técnica sirve de presentación a Bond, que desde el mismísimo arranque alterna el rol de galán con el de asesino. Después se da una lucha en el aire, a bordo de un helicóptero que vuela sobre el Zócalo, en una secuencia que es maravillosa. En adelante la acción se multiplica, como los parajes por donde pasa la acción. En el registro de ésta por cielo, mar y tierra, está uno de los mayores atractivos de la cinta. Si bien la labor de Mendes no es tan espectacular como la de Christopher McQuarrie en Misión: imposible – Nación secreta (Mission: Impossible – Rogue Nation, 2015) sí entrega una serie de persecuciones y enfrentamientos filmados con solvencia: a menudo se ofrecen referentes desde el aire, con lo que la acción gana en claridad y cobra relevancia la geografía; éstos se alternan con planos cerrados, con lo que se gana en intensidad. Aquí no hay caos: la elegancia del Bond también está en la cámara.
Mendes es fiel a las premisas del Bond, un personaje que está más cerca del cine fantástico que del realista, de ahí que rara vez esté en verdadero peligro, que su sufrimiento no sea abundante y que luzca impecable aun después de una golpiza. Pero también está el humor, y en 007 Spectre no falta: en los momentos de peligro el espía siempre encuentra la posibilidad de lanzar un chiste. La cinta, como de costumbre, tampoco es particularmente profunda en sus observaciones, sin embargo tampoco es insustancial: deja ver que la obsesión del control por medio de la información es compartida por delincuentes y gobernantes (en algún momento se alude a George Orwell, autor de 1984, novela en la que, recordemos, hay un obsesivo control del Estado); que el individuo, aun inmerso en una inercia en apariencia irrefrenable, siempre tiene la posibilidad de elegir y que en las dificultades es donde cobra valor la solidaridad.
Habría que señalar, eso sí, que Mendes ha eludido hasta cierto punto la sensualidad de la saga, a le ha impuesto algunas dosis de castidad. De las despampanantes apariciones de Ursula Andress o Halle Berry no queda sino el recuerdo, si bien la Seydoux luce seductora y dulce –bellísima– en la cinta. Por otra parte, asistimos casi a un déjà vu con el villano, interpretado por un Christoph Waltz que ya hemos visto y vuelto a ver: parece que se va a pasar el resto de su carrera emulando al ladino nazi de Bastardos sin gloria (Inglourious Basterds, 2009) de Quentin Tarantino.
En conclusión: este 007 está casi de 10.
https://www.youtube.com/watch?v=fuyguUnYyNc
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75%
1 respuesta a “Este 007 está casi de 10”
Se nota que en verdad le gustó la película. Habrá que verla.