Rey Richard: una familia ganadora: Will Smith interpreta bien… a Will Smith

Rey Richard: una familia ganadora (King Richard, 2021) se inspira en la biografía de Venus y Serena Williams, las hermanas tenistas que han hecho una carrera longeva y exitosa en el tenis profesional. Primordialmente la cinta da cuenta de los esfuerzos de Richard Williams, el padre de ambas, quien jugó un rol fundamental en el buen desempeño de las chamacas.

Rey Richard: una familia ganadora es el segundo largometraje de Reinaldo Marcus Green, quien obtuvo el premio especial del jurado en el festival de Sundance con su ópera prima, Monsters and Men (2018). La historia regresa a la pubertad de Venus (Saniyya Sidney) y Serena (Demi Singleton). Ambas siguen el programa de vida que diseñó su padre, Richard (Will Smith). Él es un guardia de seguridad y se encarga, junto a su esposa (Aunjaune Ellis), del entrenamiento de sus hijas. Asimismo, les busca un entrenador que les permita llegar a los grandes torneos… y financie su educación. Su apuesta es singular, pues busca evitar la ruta habitual para los aspirantes al tenis profesional.

Green apuesta por una narrativa convencional y una puesta en cámara con abundantes planos abiertos y buena profundidad de campo, conveniente para dar cuenta de las proezas de las tenistas en la cancha. Así, el registro de los juegos es particularmente claro y transmite la emoción que los habita. Asimismo, la puesta en escena y la luz (cortesía de Robert Elswit, otrora cinefotógrafo de cabecera de Paul Thomas Anderson) no sólo son pertinentes para construir la pátina de la época (años noventa del siglo anterior), sino para matizar clases sociales, lugares y ambientes. La cinta avanza a buen ritmo, a lo cual contribuyen de buena forma las músicas de Kris Bowers, que apoyan el ánimo dramático (que va de la ligereza a la gravedad) e inspirador que habita la cinta.

A imagen y semejanza del método del rey Ricardo, la cinta también obedece a un programa y es una especie de demostración, lo cual tiene aristas valiosas y otras medianamente cuestionables. Green imprime apreciables dosis de humor a su labor; con matices de comedia transita por los terrenos de la superación personal y termina entregando una película para sentirse bien (feel good movie). La temática y la presencia de Will Smith en el rol protagónico hacen inevitable el puente con En busca de la felicidad (y no es raro que en ambas, además, aparezca como productor). Green (de)muestra cómo la voluntad y la planeación, la terquedad, pueden llegar a buen puerto. Presenta un mensaje atendible para la humanidad actual: en tiempos en que se busca el éxito fácil y la riqueza sin esfuerzo (o apropiarse de la de alguien más, que ya está ahí, al estilo Parásitos), la cinta muestra cómo la meta es del que la trabaja y cómo la ruptura con los caminos establecidos y probados puede dar por resultado llegar más lejos. Asimismo, da una lección a la gente que busca hacer carrera en el deporte blanco (y más allá): las bases humanas sólidas son un buen principio para el éxito y la longevidad (en un medio en que el triunfo de las jóvenes ha sido precoz pero también fugaz, con corta fecha de caducidad). Antes que por el crecimiento deportivo, Richard apostó por la educación de sus hijas, pues, según nos dicen, para él la prioridad es el ser humano, no la tenista. Y las Williams siguen golpeando pelotas a sus 40 años…

En la ruta no faltan los panfletos obligatorios de la corrección política y los discursos de rigor sobre el empoderamiento racial, femenino, etc. Por otra parte, si bien hay alguna escena de confrontación entre los esposos Williams, aquí todo es positividad y enjundia, todo marcha sobre ruedas, sin aparentes obstáculos internos. Ignoro qué tan fiel es la historia aquí contada con la realidad, pero si la película se disfruta y se cuenta bien, me quedo con algunas dudas sobre cómo vivieron ellas la férrea guía paterna.

Calificación 65%

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