Intensidad memorable

Al inicio de La vida de Adèle (2013) un grupo de jóvenes preparatorianos lee La vida de Marianne de Marivaux, en la que la protagonista tiene un encuentro fugaz con un joven que le deja “un hueco en el corazón”. Entre los lectores está Adele, y luego seremos testigos del hueco que sufre su corazón cuando tiene un cruce fugaz con una joven de cabellera azul: Emma. Después, y a lo largo de meses, entre ellas crece una relación apasionada y apasionante.

La_vida_de_Adele

Es éste el sexto y más reciente largometraje del cineasta de origen tunecino Abdellatif Kechiche (Venus negra), quien se inspira en la novela gráfica Azul es el color más cálido de Julie Maroh. Con una osada estrategia audiovisual (cámara en mano, una larga escena con sexo explícito, abundantes close ups) el realizador recorre con enjundia, de forma epidérmica, las rutas del deseo y el sólido nexo que éste fundamenta. Más allá de la filiación sexual de las protagonistas, la cinta explora eso que llaman amor: cómo crece, con la dependencia del otro, cuando uno mismo no se vasta.

Kechiche hace gala de sus obsesiones (no en vano sus actrices se quejaron amargamente del rodaje) y el resultado es de una intensidad memorable. Su labor alcanzó para la palma de oro de Cannes del 2013.

 

Texto publicado en el suplemento Primera Fila del periódico Mural el 14 de febrero de 2014


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