Es pesado el pasado

Entre los que han vivido la experiencia de aventurarse a iniciar una nueva relación conyugal, después de un divorcio y con hijos, parece haber consenso: lo más difícil es lo relativo a la convivencia entre los vástagos de ambos. Ahí surgen abundantes conflictos, y no es raro que ése sea el origen de una nueva ruptura. Es lo que aborda el iraní Asghar Farhadi (Una separación) en El pasado (2013), su más reciente entrega.

Le_Passe

En ésta, Ahmad vuela de Irán a París para divorciarse de Marie, de quien se separó cuatro años atrás. Ahí se entera que ella planea casarse con su nueva pareja, cuya esposa está en coma. Además descubre el malestar de la hija mayor de Marie, quien también tiene su pasado.

Farhadi propone un melodrama que avanza como un prodigioso mecanismo de relojería. Dosifica la información y plantea vueltas de tuerca que dan fuerza a las numerosas revelaciones. Saca buen provecho del punto de vista, que va de un personaje a otro; y no sólo hacemos descubrimientos con ellos, sino que compartimos sus impresiones y emociones.

Farhadi explora la fuerza del egoísmo y los secretos y expresa de forma simbólica -y con contundencia- cómo el pasado se aferra a nosotros. El asunto presenta aristas ricas para el abordaje ético y nos invita a repensar lo que alimenta las relaciones humanas.

Los premios

En Cannes la protagonista, Bérénice Bejo (también protagonista de El artista), obtuvo el premio a mejor actriz; la cinta se llevó el premio del Jurado Ecuménico.

 

Texto publicado en el suplemento Primera Fila del periódico Mural el 8 de agosto de 2014


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